Para aquellos locales y turistas que recorren el microcentro de Mar del Plata, es muy fácil encontrarse con el reconocido shopping Los Gallegos. Constituido como un comercio típico de la ciudad, tiene más de cien años de vida y una historia de valores y liderazgo que inspiraron a generaciones y se sostuvieron en el tiempo.

La empresa es una indiscutible parte de Mar del Plata, por el valor económico, comercial, cultural y social que aporta desde su nacimiento, allá por 1912. Sin embargo, sufrió importantes sucesos que modificaron su identidad, a la vez que la fortalecieron y diversificaron.

Miguel Ángel Pascual, actual director de Los Gallegos e hijo de un histórico empleado y socio, analiza ante Radio Brisas el significado de la institución para sus directivos y la comunidad marplatense en general. Según él, es el lugar "donde todos los empleados se jubilan".

"La tienda llegó a tener mil empleados y en este momento son 172 en total, porque gran parte de lo que es tienda lo tenemos tercerizado. Lo más importante es el cambio generacional que estamos haciendo en la dirección de la empresa, con la participación de nuestros gerentes, es decir, gente joven, que en las distintas áreas del shopping, tienda o finanzas hace al desarrollo y mantenimiento de la empresa", comparte

En ese marco, destaca que "fue muy lindo cuando hicimos la fiesta de los 100 años, porque vinieron todos los empleados y exempleados. Realmente fue una satisfacción volver a compartir con esa gente la alegría que presentaban, y destacaban su pertenencia a Los Gallegos, porque se identifican mucho con la empresa y es raro encontrarlos. Pero acá se produce la prueba: aquí todos nuestros empleados se jubilan".

La idea original de la firma, que se sostiene parcialmente, proponía atacar de lleno el negocio textil. Un siglo más tarde, ya con un negocio mucho más grande, se sumaron nuevas oportunidades de venta y formas más modernas de pago y comercialización.

"El negocio electrónico es una oportunidad más. Tuvo bastante desarrollo durante la pandemia al no poder circular y nosotros desarrollamos nuestro propio sitio de venta por internet", explica Pascual a este medio.

Sin embargo, rescata que "hay que saber encontrar y ver las diferencias que hay con el comercio habitual, con la forma habitual de la tienda o el shopping. En el ecommerce se comercializan productos que son estándar, por ejemplo, perfumería masiva o 'blanco', que serían toallas o sábanas".

"Es muy difícil vender una tela por Internet, un saco o una vestimenta. Se hace, pero a la gente le gusta tener el contacto y probársela. Es muy distinta la forma de comprar. Yo creo que se van a complementar: va a seguir creciendo el ecommerce, pero no va a poder desplazar al comercio habitual y lo vemos con gran futuro. Tenemos gente abocada ese tema en la empresa", añade.

Los comienzos de un ícono de Mar del Plata

El negocio en cuestión surgió con propósitos similares a los de hoy en día, pero a una escala muchísimo menor, como sucede en la enorme mayoría de los casos. El 8 de octubre de 1912 nació "Baratillo Los Gallegos", gracias a la idea de los españoles (de allí el nombre) José navarro y Humberto Sánchez, que comenzaron con el negocio de venta de telas especiales.

A lo largo de las décadas, el comercio adquirió la mencionada diversificación y fue sumando socios hasta convertirse en lo que hoy puede apreciarse. Lo que comenzó con un pequeño local en una esquina, se fue convirtiendo, mediante unas 21 ampliaciones, en un negocio de 5000 metros cuadrados de terreno y 12.000 de parte comercial.

Según Miguel Ángel Pascual, los fundadores de la firma "buscaban ejemplos afuera y tomaron siempre el modelo de dos tiendas europeas muy conocidas: una es el Corte Inglés en España y la otra la galería Lafayette de Francia. Trataron de copiar ese modelo y realmente tuvo impacto, porque eran muy buenos compradores".

"Por el volumen de ventas que había tenían una gran capacidad de compra, lo que les permitía adquirir mercaderías en condiciones muy favorables y trasladarlas a los clientes. Tenían tal capacidad de venta y de impacto en el país que muchas marcas lanzaban sus productos acá en la ciudad, en Los Gallegos", agrega.

El directivo también destaca que la empresa "siempre acompañó a Mar del Plata, no solamente en la parte comercial" y pone como ejemplo que la primera bomba de cobalto que tuvo un hospital local fue, precisamente, una donación de la firma.

"En la época de la Guerra Civil Española todos los españoles querían ayudar a sus familiares y Los Gallegos consolidaba todas las cargas y hacía el despacho a España de todo eso, así que la interacción con la población marplatense y la ciudad no fue solamente comercial", relata.

Asimismo, cuenta que existió un programa que se hacía durante los veranos y se llamó "Cine en los barrios", mediante el cual la empresa anunciaba días y horarios de las películas que se proyectaban en la calle Almirante Brown entre España y 20 de Septiembre.

"Los vecinos ponían sus sillas en la calle e iba un camión de Los Gallegos, montaba un telón y proyectaba una película sonora. Eso fue muy reconocido por la gente y se hacía en distintos barrios durante toda la temporada", añade.

Durante la entrevista con este medio, y a modo de paralelismo, Pascual ponderó también el éxito de las charlas y actividades culturales que se desarrollan actualmente el lugar, "que son muy bien recibidas por la gente, como una forma de interactuar".

Una empresa a prueba de fuego

En 1933 se inauguró la sucursal ubicada en las calles San Juan y Luro, que sufrió modificaciones a lo largo del tiempo, como por ejemplo la gran ampliación de 1941. Según cuenta Pascual, las intenciones de los propietarios era incorporar empleados destacados en su rubro y que además de su salario tuvieran una participación en la sociedad.

Eso se materializó en 1955, cuando se creó Los Gallegos Martínez Navarro Sociedad Anónima. De hecho, el padre de Pascual era uno de los tantos empleados y terminó siendo accionista y encargado de un área especial.

Pero sin dudas, uno de los episodios más difíciles que debió afrontar Los Gallegos fue el incendio ocurrido el 31 de julio de 1978. Poco después de finalizado el Mundial de Fútbol, que tuvo a Mar del Plata como una de sus sedes, ocurrió un hecho que marcó un punto y aparte en la actividad comercial de la tienda.

Pese a todo, Pascual resalta que los administradores "no tardaron mucho en levantarse, por varias razones: una el ímpetu, que siempre tenía y esa voluntad de continuar adelante; y otra, porque la empresa económicamente era muy sana y no tenía deudas".

Luego de apagadas las llamas y de una época en la que distintos actores se pusieron al día con las deudas que tenían con la compañía, comenzó para la firma un proceso de reactivación que dio frutos muy positivos.

Tres meses después del incendio, el comercio comenzó a funcionar de forma parcial: "Se trabajó un tiempo así y vimos que había dos alternativas: continuar ampliando la tienda u observar la idea del shopping, que había entrado en el mercado. Nos interesó eso y se decidió construir un shopping al lado de la empresa, en lo que restaba del terreno que quedada", relata Pascual.

A partir de allí, el concepto de la firma mutó y se diversificó de tal forma que se transformó en un referente de la región, donde las personas pasean, toman café y los más chicos disfrutan de la libertad y la multiplicidad que brinda cada local. Y si bien las anécdotas e hitos son muchos, el protagonista destaca ante Radio Brisas, por ejemplo, la instalación allí de la primera escalera mecánica de Mar del Plata.

Muy lejos de aquellas épocas de fines del siglo XX, queda claro que la idea de la moda y el diseño siempre estuvo íntimamente ligada a la compañía. Si bien no puede conocerse el futuro, es de esperarse que las formas de comercializar e interactuar continúen cambiando y sorprendiendo, y Los Gallegos seguramente esté allí para aggiornarse y reinventarse en la medida que eso sea necesario.